Crisis en Japón. Precios con alta volatilidad,Empresas Niponas con producción paralizada y pérdida de valor; Demanda por materiales de construcción se incrementará ,Aunque hay incertidumbre por efectos colaterales.
El precio de los commodities soja, maíz y trigo se desplomaron en el mercado de Chicago estos días ante el temor de un desastre nuclear aunque a partir del miércoles se recuperaron cerrando el viernes en niveles superiores a los del pasado 11 en que se produjo la catástrofe. Es que en un primer momento la mayor parte de las inversiones especulativas buscó salirse de este activo capitalizando las mayores ganancias que pudiesen antes de que el precio cayese más. Un dato no menor es que con la catástrofe se teme que la demanda de granos de Japón descienda abruptamente y su peso no es escaso, ya que a nivel mundial es el mayor importador de maíz y el quinto de trigo. Además es el principal mercado de la carne de Estados Unidos. Esto es, varios países sentirán en sus ventas el peso de la pérdida de un cliente como Japón, al menos por un tiempo.
La producción de bienes de consumo Toyota, Nissan y Honda anunciaron la paralización de todas sus fábricas. Esto repercute en todo el mundo dado que al momento de comprar un auto algunos se preguntan si tendrán repuestos. Un problema mayor si se tiene en cuenta que de los 77,6 millones de vehículos que se fabricaron en el mundo en 2010 -según la Organización Internacional de Constructores de Automóviles- 9,6 millones salieron de plantas instaladas en Japón. Pero estas no son las únicas fábricas que paralizaron su operativa. En los hechos, las 55 plantas nucleares en operación que tiene Japón representan más del 52% de la capacidad de generación energética del país. Con lo que, dados los problemas, varias industrias ven coartada la posibilidad de operar ante la falta de energía. Por lo pronto, los fabricantes de productos electrónicos advirtieron que la producción podría sufrir problemas de abastecimiento y distribución además que se teme una suba de precios. Es que Sony cerró ocho plantas, Hitachi registró daños en seis fábricas, Panasonic, Fujifilm y Nikon paralizaron la producción y Canon tuvo daños en tres fábricas.
Las acciones se desplomaron Inversionistas vieron caer en picada el valor de las acciones (y por tanto de su dinero) especialmente el lunes y martes pasado en que el descenso de dos días fue similar a los de la crisis de 1987 antes de rebotar. Es que el tsunami afectó al sector de la energía, telecomunicaciones, infraestructura, siderurgia, pesca, manufacturas, plantas de químicos y electrónica. Entre el 11 de marzo en que se produjo el terremoto y tsunami en Japón hasta el viernes pasado, las acciones de Toyota cayeron 10,57% lo que implicó que la empresa en una semana pasó a valer US$ 16.191 millones menos. Las acciones de Honda cayeron 6,95% y el valor de la empresa bajó US$ 5.148 millones, las de Sony bajaron 10,23% y perdió US$ 3.563 millones de su valor. Toshiba fue la más perjudicada con un descenso del precio de su acción de 26,68% en la semana generando una pérdida de valor de la firma de US$ 6.860 millones mientras que Hitachi perdió 16,8% en su acción y US$ 4.634 millones en su valor de venta. Yamaha bajó su precio en US$ 151 millones, Sanyo en US$ 837 millones y Pioneer en US$ 209 millones por el descenso del valor de sus acciones. Pese a que individualmente llame la atención hay otro dato más impactante: en una semana ocho empresas japonesas se desvalorizaron por el equivalente al Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay en un año. Ahora, los inversores, esperan a que llegue el rebote y vuelvan a subir.
Si bien la balanza comercial entre Uruguay y Japón fue deficitaria para el país en 2010 en US$ 85,8 millones (ver nota aparte), en la región hay otros que tienen una gran dependencia de la nación nipona como México (es su cuarta socia comercial). En el caso de Argentina, por ejemplo, la catástrofe afectará directamente la venta de granos a ese país dado que Japón no tiene puertos disponibles para recibir los granos ni lugares para acopiarlo. Otros afectados serían Brasil (Japón es el sexto comprador de productos), Chile (que le vende cobre, productos forestales y salmón) y Perú (es su quinto socio comercial). El impacto podría ser tal que el ministro de Economía de Chile, Juan Andrés Fontaine intentó brindar tranquilidad a los empresarios diciendo: "Pensamos que es un efecto en los primeros dos o tres meses y con el efecto de la reconstrucción Japón va a crecer con fuerza". Con esto llegará una nueva puja por mercados alternativos para colocar bienes.
Las tareas de rescate, la reconstrucción de miles de casas arrasadas, de carreteras sepultadas y de edificios públicos y privados destruidos puede frenar un 8% el PIB de Japón, según analistas citados por la agencia AFP. El gobierno nipón ya firmó un fondo de 5.000 millones de euros para hacer frente a la catástrofe, que podría duplicarse. Pero la realidad es que no tardarán en llegar las degradaciones de las notas de deuda de parte de las calificadoras de riesgo que obligará a Japón a elevar las tasas de interés de deuda, suponiendo más dinero para amortizarla y menos para la economía. Haber asegurado algunos bienes dará un respiro a Japón y un sacudón a las empresas aseguradoras. La firma Air Worldwide valoró en US$ 24.000 millones los bienes asegurados y en las cuatro provincias más afectadas por el terremoto se afirma que hay bienes asegurados por US$ 300.000 millones, según informó El País de Madrid.
Algunos de los "beneficiados" por el desastre son los proveedores de materiales para la reconstrucción del país. Esto podría implicar incluso un incremento en los costos dada la fuerte demanda puntual que requerirá Japón aunque no está claro cuánto podría llevar la reconstrucción de todo lo destruido.
Antes de que el tsunami se desatara Japón era visto entre los inversores como uno de los países en problemas fuera de los "niños malos" de Europa por su elevado endeudamiento. A tal punto es así que las deudas de Japón llegan al 200% de su PIB (esto es unos US$ 12,1 billones, 15 veces la que tiene España) con un déficit del 10%. A mediados de 2010 el flamante primer ministro japonés, Naoto Kan, ya alertaba sobre el "riesgo de derrumbe" de la economía de su país ante la gigantesca deuda, la mayor del mundo industrializado. La ventaja es que la mayor parte de sus acreedores son instituciones financieras, empresas y particulares de Japón lo que reduce el peligro de quiebra del país.
Hasta el tsunami Japón era la tercer economía más grande del mundo -aventajada el año pasado por China- pese a que el país hace 20 años que se encontraba estancado, según resumen varios economistas internacionales. ¿Qué empeora la conservación de su supremacía? Según un informe de The Economist hay cuatro factores: 1) una población muy avejentada (la media es de 50 años), 2) una baja tasa de natalidad (1,4 hijos por mujer), 3) disminución de la productividad y 4) problemas internos como la falta de liderazgo político y externos como no existir una definición de cuáles deben ser los aliados comerciales y de defensa. Pero a los problemas propios de Japón se le suma el hecho de que varias economías del mundo aún no han podido salir de la crisis de 2008. En su último informe el analista de BCP Securities Walter Molano fue más allá: "las ramificaciones de los eventos catastróficos de Japón podrían disparar una nueva recesión global".
El yen se apreció frente al dólar casi un 4% hasta el jueves pese a que el Banco de Japón volvió a inyectar hasta US$ 602.000 millones para contrarrestar la demanda excesiva de yenes. La trayectoria se acortó el viernes a 1,7% con la medida del G7. Los ministros de Finanzas y directores de los bancos centrales del G7 acordaron el viernes una acción para parar la suba de la divisa nipona. Impulsada por especulaciones sobre una repatriación masiva de fondos japoneses del extranjero, se llegó el miércoles, al récord de 76,52 yenes por dólar, un máximo frente al billete verde desde la Segunda Guerra Mundial. La medida había sido pedida por el gobierno japonés preocupado por su industria exportadora, considerada crucial para ayudar a financiar la reconstrucción del país. Si bien una crisis como esta hubiese tirado abajo el precio del yen, en este caso no ocurrió esto, según analistas consultados por El País, debido principalmente a que las aseguradoras debieron desembolsar grandes sumas de dinero en yenes para lo cual tuvieron que vender dólares. Además, creen que las inyecciones de dinero del Banco de Japón agregarán liquidez al mercado que se traducirá en un mayor flujo de dinero hacia otros países.
La desgracia no es ajena para los oportunistas. Según informó El Cronista, basado en el Internet Crime Complaint Center (IC3) -cuyo objetivo es combatir los fraudes a través de la red- "el terremoto provocó la creación de 1,7 millones de páginas fraudulentas, la circulación de estafas del tipo 419 -que requieren que el usuario adelante un dinero para obtener un ingreso mayor- y el registro de más de 50 dominios falsos que incluyen `Japan tsunami` o `Japan earthquake` (terremoto) en la URL para crear páginas de phishing y así robar datos claves de cuentas bancarias".
A tal punto es, que "horas después del tsunami en Japón, Google registró más de 345.000 sitios para donar dinero", agrega el diario argentino.
En tanto, en el equipo económico se espera que haya algún impacto en el mercado de energéticos debido a los problemas en las centrales nucleares niponas.
La secretaria ejecutiva de la Unión de Exportadores (UEU), Teresa Aishemberg, dijo el jueves a El País que las exportaciones a la tercera potencia mundial "no tendrán un impacto significativo a nivel país" debido a la magnitud del flujo comercial. La balanza con Japón fue desfavorable para Uruguay en US$ 85,8 millones en 2010, ya que las exportaciones sumaron US$ 8,8 millones mientras que las importaciones fueron por US$ 94,6 millones, según datos del instituto Uruguay XXI.
No obstante, indicó que si los países con los que comercia Japón (como Europa o Estados Unidos) se ven afectados por la crisis nipona "puede haber un efecto boomerang" indirecto que reduzca las exportaciones a esos destinos. Aun así, "eso está por verse", dijo Aishemberg.
Respecto a ese riesgo, el economista de la consultora Deloitte, Uri Lichtenstein dijo a radio El Espectador que "aquellas economías que importan bienes de capital desde Japón podrían enfrentar dificultades para abastecerse y eso podría enlentecer su crecimiento económico". Empero, señaló que los efectos "sobre la economía mundial deberían ser transitorios".
El ministro de Economía, Fernando Lorenzo dijo que va a haber efectos sobre el mercado de los energéticos, "de qué magnitud no lo podemos saber".
La producción de bienes de consumo Toyota, Nissan y Honda anunciaron la paralización de todas sus fábricas. Esto repercute en todo el mundo dado que al momento de comprar un auto algunos se preguntan si tendrán repuestos. Un problema mayor si se tiene en cuenta que de los 77,6 millones de vehículos que se fabricaron en el mundo en 2010 -según la Organización Internacional de Constructores de Automóviles- 9,6 millones salieron de plantas instaladas en Japón. Pero estas no son las únicas fábricas que paralizaron su operativa. En los hechos, las 55 plantas nucleares en operación que tiene Japón representan más del 52% de la capacidad de generación energética del país. Con lo que, dados los problemas, varias industrias ven coartada la posibilidad de operar ante la falta de energía. Por lo pronto, los fabricantes de productos electrónicos advirtieron que la producción podría sufrir problemas de abastecimiento y distribución además que se teme una suba de precios. Es que Sony cerró ocho plantas, Hitachi registró daños en seis fábricas, Panasonic, Fujifilm y Nikon paralizaron la producción y Canon tuvo daños en tres fábricas.
Las acciones se desplomaron Inversionistas vieron caer en picada el valor de las acciones (y por tanto de su dinero) especialmente el lunes y martes pasado en que el descenso de dos días fue similar a los de la crisis de 1987 antes de rebotar. Es que el tsunami afectó al sector de la energía, telecomunicaciones, infraestructura, siderurgia, pesca, manufacturas, plantas de químicos y electrónica. Entre el 11 de marzo en que se produjo el terremoto y tsunami en Japón hasta el viernes pasado, las acciones de Toyota cayeron 10,57% lo que implicó que la empresa en una semana pasó a valer US$ 16.191 millones menos. Las acciones de Honda cayeron 6,95% y el valor de la empresa bajó US$ 5.148 millones, las de Sony bajaron 10,23% y perdió US$ 3.563 millones de su valor. Toshiba fue la más perjudicada con un descenso del precio de su acción de 26,68% en la semana generando una pérdida de valor de la firma de US$ 6.860 millones mientras que Hitachi perdió 16,8% en su acción y US$ 4.634 millones en su valor de venta. Yamaha bajó su precio en US$ 151 millones, Sanyo en US$ 837 millones y Pioneer en US$ 209 millones por el descenso del valor de sus acciones. Pese a que individualmente llame la atención hay otro dato más impactante: en una semana ocho empresas japonesas se desvalorizaron por el equivalente al Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay en un año. Ahora, los inversores, esperan a que llegue el rebote y vuelvan a subir.
Si bien la balanza comercial entre Uruguay y Japón fue deficitaria para el país en 2010 en US$ 85,8 millones (ver nota aparte), en la región hay otros que tienen una gran dependencia de la nación nipona como México (es su cuarta socia comercial). En el caso de Argentina, por ejemplo, la catástrofe afectará directamente la venta de granos a ese país dado que Japón no tiene puertos disponibles para recibir los granos ni lugares para acopiarlo. Otros afectados serían Brasil (Japón es el sexto comprador de productos), Chile (que le vende cobre, productos forestales y salmón) y Perú (es su quinto socio comercial). El impacto podría ser tal que el ministro de Economía de Chile, Juan Andrés Fontaine intentó brindar tranquilidad a los empresarios diciendo: "Pensamos que es un efecto en los primeros dos o tres meses y con el efecto de la reconstrucción Japón va a crecer con fuerza". Con esto llegará una nueva puja por mercados alternativos para colocar bienes.
Las tareas de rescate, la reconstrucción de miles de casas arrasadas, de carreteras sepultadas y de edificios públicos y privados destruidos puede frenar un 8% el PIB de Japón, según analistas citados por la agencia AFP. El gobierno nipón ya firmó un fondo de 5.000 millones de euros para hacer frente a la catástrofe, que podría duplicarse. Pero la realidad es que no tardarán en llegar las degradaciones de las notas de deuda de parte de las calificadoras de riesgo que obligará a Japón a elevar las tasas de interés de deuda, suponiendo más dinero para amortizarla y menos para la economía. Haber asegurado algunos bienes dará un respiro a Japón y un sacudón a las empresas aseguradoras. La firma Air Worldwide valoró en US$ 24.000 millones los bienes asegurados y en las cuatro provincias más afectadas por el terremoto se afirma que hay bienes asegurados por US$ 300.000 millones, según informó El País de Madrid.
Algunos de los "beneficiados" por el desastre son los proveedores de materiales para la reconstrucción del país. Esto podría implicar incluso un incremento en los costos dada la fuerte demanda puntual que requerirá Japón aunque no está claro cuánto podría llevar la reconstrucción de todo lo destruido.
Antes de que el tsunami se desatara Japón era visto entre los inversores como uno de los países en problemas fuera de los "niños malos" de Europa por su elevado endeudamiento. A tal punto es así que las deudas de Japón llegan al 200% de su PIB (esto es unos US$ 12,1 billones, 15 veces la que tiene España) con un déficit del 10%. A mediados de 2010 el flamante primer ministro japonés, Naoto Kan, ya alertaba sobre el "riesgo de derrumbe" de la economía de su país ante la gigantesca deuda, la mayor del mundo industrializado. La ventaja es que la mayor parte de sus acreedores son instituciones financieras, empresas y particulares de Japón lo que reduce el peligro de quiebra del país.
Hasta el tsunami Japón era la tercer economía más grande del mundo -aventajada el año pasado por China- pese a que el país hace 20 años que se encontraba estancado, según resumen varios economistas internacionales. ¿Qué empeora la conservación de su supremacía? Según un informe de The Economist hay cuatro factores: 1) una población muy avejentada (la media es de 50 años), 2) una baja tasa de natalidad (1,4 hijos por mujer), 3) disminución de la productividad y 4) problemas internos como la falta de liderazgo político y externos como no existir una definición de cuáles deben ser los aliados comerciales y de defensa. Pero a los problemas propios de Japón se le suma el hecho de que varias economías del mundo aún no han podido salir de la crisis de 2008. En su último informe el analista de BCP Securities Walter Molano fue más allá: "las ramificaciones de los eventos catastróficos de Japón podrían disparar una nueva recesión global".
El yen se apreció frente al dólar casi un 4% hasta el jueves pese a que el Banco de Japón volvió a inyectar hasta US$ 602.000 millones para contrarrestar la demanda excesiva de yenes. La trayectoria se acortó el viernes a 1,7% con la medida del G7. Los ministros de Finanzas y directores de los bancos centrales del G7 acordaron el viernes una acción para parar la suba de la divisa nipona. Impulsada por especulaciones sobre una repatriación masiva de fondos japoneses del extranjero, se llegó el miércoles, al récord de 76,52 yenes por dólar, un máximo frente al billete verde desde la Segunda Guerra Mundial. La medida había sido pedida por el gobierno japonés preocupado por su industria exportadora, considerada crucial para ayudar a financiar la reconstrucción del país. Si bien una crisis como esta hubiese tirado abajo el precio del yen, en este caso no ocurrió esto, según analistas consultados por El País, debido principalmente a que las aseguradoras debieron desembolsar grandes sumas de dinero en yenes para lo cual tuvieron que vender dólares. Además, creen que las inyecciones de dinero del Banco de Japón agregarán liquidez al mercado que se traducirá en un mayor flujo de dinero hacia otros países.
La desgracia no es ajena para los oportunistas. Según informó El Cronista, basado en el Internet Crime Complaint Center (IC3) -cuyo objetivo es combatir los fraudes a través de la red- "el terremoto provocó la creación de 1,7 millones de páginas fraudulentas, la circulación de estafas del tipo 419 -que requieren que el usuario adelante un dinero para obtener un ingreso mayor- y el registro de más de 50 dominios falsos que incluyen `Japan tsunami` o `Japan earthquake` (terremoto) en la URL para crear páginas de phishing y así robar datos claves de cuentas bancarias".
A tal punto es, que "horas después del tsunami en Japón, Google registró más de 345.000 sitios para donar dinero", agrega el diario argentino.
Prevén efectos locales mínimos
Si bien el impacto directo que podría tener la crisis en Japón sobre las exportaciones uruguayas es casi nulo, la incertidumbre de los exportadores locales pasa por el posible "efecto boomerang" que puede tener en otros mercados.En tanto, en el equipo económico se espera que haya algún impacto en el mercado de energéticos debido a los problemas en las centrales nucleares niponas.
La secretaria ejecutiva de la Unión de Exportadores (UEU), Teresa Aishemberg, dijo el jueves a El País que las exportaciones a la tercera potencia mundial "no tendrán un impacto significativo a nivel país" debido a la magnitud del flujo comercial. La balanza con Japón fue desfavorable para Uruguay en US$ 85,8 millones en 2010, ya que las exportaciones sumaron US$ 8,8 millones mientras que las importaciones fueron por US$ 94,6 millones, según datos del instituto Uruguay XXI.
No obstante, indicó que si los países con los que comercia Japón (como Europa o Estados Unidos) se ven afectados por la crisis nipona "puede haber un efecto boomerang" indirecto que reduzca las exportaciones a esos destinos. Aun así, "eso está por verse", dijo Aishemberg.
Respecto a ese riesgo, el economista de la consultora Deloitte, Uri Lichtenstein dijo a radio El Espectador que "aquellas economías que importan bienes de capital desde Japón podrían enfrentar dificultades para abastecerse y eso podría enlentecer su crecimiento económico". Empero, señaló que los efectos "sobre la economía mundial deberían ser transitorios".
El ministro de Economía, Fernando Lorenzo dijo que va a haber efectos sobre el mercado de los energéticos, "de qué magnitud no lo podemos saber".
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